El carboncillo es la técnica de pintura más antigua del mundo. El hombre prehistórico pintaba en las paredes de las cuevas con trozos de palos quemados. En nuestra época se fabrican en madera de vid y de sauce.
Hay dos tipos de carboncillo: la barra y el lápiz. Para difuminarlo se utilizan unas barras de algodón enrollado sobre si mismo que se llaman difuminos, pero a mi me gusta más utilizar los dedos.
Aquí tenéis una muestra de los resultados tan chulos que se pueden conseguir. Alejandra ha realizado este precioso oso polar, y Pablo no se ha quedado atrás con este simpático perrito.
Los alumnos son buenos, sin duda, pero la profesora que saca lo mejor de ellos tiene un gran mérito. ¡Felicidades!
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Muchas gracias preciosa 🙂 🙂
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