Cuando los miro que se tienen que poner de rodillas encima de las sillas para llegar a la mesa, y hasta de pie, el caballete les queda alto, me entra una ternura enorme.
Es maravilloso ver su espontaneidad… como en cuanto me descuido meten los dedos en el plato de pintura para mezclarla y sentir su textura… como siempre quieren añadir un sol sonriente, unas nubes y unas flores en sus creaciones.
Realmente, estos pequeños ¡¡son únicos!!
Impresionantes !!
Me gustaMe gusta
Madre mía! Pero qué artistazos, mi felicitación para cada uno de ellos. Con muchos besos.
Me gustaMe gusta