Ya que hay que estudiar, mejor intentar hacerlo siempre de forma creativa.

La plastilina encanta a los niños, como todas las masillas que pueden estrujar, alisar, estirar y dar forma con sus manos. Estimula la imaginación, y aplicada a los deberes del colegio, los hace más atractivos y casi sin darse cuenta, mientras la utilizan, retienen conceptos visuales, que son muy importantes para potenciar la memoria a largo plazo.

Es el caso de Miguel Barrio, de 8 años, que ha realizado un impresionante mapa físico de España en plastilina,  de Sofía Soler, que con 11 años, ha aprendido el relieve más importante de Europa con una combinación de collage y plastilina, de Andrea y Sofía cuando potenciaron su trabajo en ingles sobre Madrid, con su representativo «Oso y madroño» en arcilla.

¡¡El arte y el estudio hacen buenas migas!!